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Sus corazones, llenos de intrigas, arden como un horno. Su conspiración se va cocinando lentamente durante la noche y a la mañana la ponen por obra. Todos son iguales en su inclinación por el mal. Sus reyes llegan y pasan, uno tras otro, pero ninguno es capaz de clamar a mí por ayuda.

»Mi pueblo se entremezcla con los paganos y adopta sus costumbres malas, ¡y así llegan a ser tan inútiles como una torta cocinada a medias!

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